La mente puede jugar muy malas pasadas. Es más, hay veces que nos puede llevar a imaginar cosas que realmente no pasan. Y lo peor, se pueden pasar por la cabeza actos que son horribles. Precisamente, hoy me quiero centrar en una patología relacionada con estos pensamientos: la fobia de impulsión.
En este artículo, voy a ver en qué consiste realmente esta fobia, qué hay detrás de la misma y el tratamiento que puede ayudar para paliar estas emociones tan desagradables.
¿Qué es la Fobia de Impulsión?
La fobia de impulsión consiste en un conjunto de pensamientos obsesivos en los que se teme un impulso irracional en el que se hace daño a una persona. De hecho, comúnmente se conoce como el miedo a hacer daño o a ceder ante el impulso de hacer daño.
Por norma general, este tipo de pensamientos son imaginaciones en las que la persona que lo padece visualiza que hace daño a alguien o a uno mismo. Además se suele tratar de un ser querido y se tratan de pensamientos sobre los que no se tiene ningún tipo de control. Un ejemplo de ello es estar en un andén, esperando al tren, imaginando que se tendría la capacidad de empujar a alguien a las vías.
El problema es que, cuando aparecen estos pensamientos, se intente apartar ese pensamiento, volviendo a la cabeza con más fuerza todavía.
Síntomas de la Fobia de Impulsión
Hay diversos síntomas que se pueden incluir en el diagnóstico de la fobia de impulsión, caracterizado por la presencia de pensamientos incontrolables e impulsivos por una acción profundamente dañina o desagradable.
Este tipo de actos que se visualizan están en las antípodas de los valores morales o creencias de la persona que los comete. Son totalmente incoherentes e inaceptables, desde su punto de vista, por lo que exponer este tipo de pensamientos a su círculo de confianza le resulta imposible.
Por todo ello, la persona que padece fobia de impulsión intenta contener ese tipo de pensamientos y suprimirlos, pero precisamente el mayor esfuerzo por retenerlos supone una mayor impacto de los mismo, lo que supone un auténtico tormento.
Debido a la intensidad de estos pensamientos, puede llegar el momento en el que la persona afectada no sepa distinguir esas visiones de la realidad. Con esto, las consecuencias inmediatas más comunes, dentro del campo de la salud mental, son la ansiedad y la depresión. Llegados a ciertos extremo, se puede llegar a pensar en el suicidio para poner fin a dicho sufrimiento.
La fobia por impulsión puede ser un miedo que actúe en solitario o que se enmarque dentro de trastornos más amplios. Así, puede formar parte del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), Trastorno de Estrés Postraumático o Trastorno de Ansiedad Generalizada.
Tratamiento de la Fobia de Impulsión
A pesar de que este tipo de pensamientos son mucho más comunes de lo que parecen y que muchas más personas lo padecen, es muy complicado explicar a un amigo o familiar lo que se le pasa en la cabeza. ¡Imagínate decirle que has pensado en matarle! Si bien es cierto que la persona que lo sufre no llega a cometer nunca tales actos, no cabe la menor duda de que, si se trata de una situación grave, necesita hablar con un profesional.
Gracias a ello, se puede realizar un adecuado diagnóstico sobre lo que subyace detrás de este tipo de pensamientos obsesivos tan dañinos. Mediante una terapia, el paciente que sufre puede comenzar a entender de dónde vienen esos pensamientos, si se engloban dentro de un trastorno más generalizado y las pautas para ir mejorando.
Como he comentado, la fobia de impulsión podría tratarse en terapias como la de ansiedad o las terapias dedicadas a paliar el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).
Con este tipo de ayudas, seguro que es mucho más fácil “decodificar” este tipo de pensamientos y, sobre todo, evitar su consiguiente angustia.