Recomendaciones para gestionar la frustración en adolescentes

por Rafael Salas | Feb 21, 2020

No cabe la menor duda de que la educación en niños y adolescentes es una tarea muy compleja, ¡muchas veces se pone cuesta arriba! En estas etapas, hay que ayudarles a construir su personalidad, a saber comprender, así como a gestionar sus sentimientos y emociones.

El problema que muchos padres se encuentran con niños y adolescentes es que tienen un mundo interior mucho más extenso que el que nosotros concebimos en nuestra época adulta. Es decir, por norma general un adulto es más realista.

Mientras, los niños y adolescentes tienden a lidiar entre una perspectiva de lo real y lo ideal. Si bien es cierto que no solo es solo natural, sino adecuado, pueden surgir ciertas complicaciones en el desarrollo de su personalidad y en la manera que tiene de evolucionar.

Así, ¿qué sucede cuando hay una diferencia aplastante entre un ideal esperado y la realidad no colma nuestras expectativas? Efectivamente, aparece la frustración.

La frustración es ese sentimiento que aparece cuando no se satisfacen unas expectativas deseadas acerca de una situación, ya sea puntual o que abarque un período de tiempo más amplio.

Por eso, normalmente me gusta decir que hay que gestionar las frustraciones, no combatirlas, como hay veces que se dice. Así, siempre va a haber algo que no salga como esperamos, pero el resultado de ello no tiene por qué llevarnos a reaccionar de formas tan negativas como las que derivan de la frustración, como puede ser con episodios de  ira o la ansiedad.

En este sentido, es necesario recalcar que el problema no reside en las situaciones externas, sino en cómo cada uno de nosotros somos capaces de asimilarlo, qué podemos aprender de ello y cómo nos puede ayudar a mejorar en el futuro. Se puede sacar cosas muy valiosas cuando no se cumplen las expectativas, pero depende de cómo cada persona lo sepa gestionar.

La importancia de gestionar la frustración en la adolescencia

Muchas personas adultas tienen problemas psicológicos que vienen de la adolescencia, ¡incluso de la niñez!

De hecho, cuando se llega a la edad adulta con baja tolerancia a la frustración, es probable que haya padecido complicaciones en su desarrollo emocional. No en vano, su relación con la sociedad se basa en parámetros más acordes con la madurez, y es ahí donde la barrera entre lo ideal y lo real les puede pasar mayor factura.

Una persona que tiene una baja tolerancia a la frustración es mucho más proclive a tener episodios de violencia, ira, ansiedad que puede llegar a ser crónica y, como consecuencia final, depresión o trastornos obsesivos compulsivos. De la misma manera, la frustración en una persona adulta hace que en su día a día tenga mayores problemas, puesto que se desmotivan con suma facilidad.

Atacar el problema durante la adolescencia nos ayudará a que todo este tipo de emociones y hábitos que puedan surgir de la frustración no se nos trasladen a nuestra adultez, donde las consecuencias de su mala gestión son mucho peores.

Ayudar a los adolescentes a tolerar la frustración

La cuestión ahora es saber cómo se puede ayudar a un adolescente a gestionar la frustración.

Como otras tantas patologías, se puede revertir la sensación de frustración e intentar, gracias a ello, que un adolescente disponga de mejores herramientas para gozar de una vida plena, con valores morales y responsabilidades en la vida adulta.

Hay numerosos componentes que pueden ayudarnos en este propósito y sus pertinentes recomendaciones para trabajar la frustración en la adolescencia. Te recuerdo, de la misma manera, que ofrezco en mi consulta terapia especializada en adolescentes, donde uno de los principales objetivos es precisamente mejorar la gestión de la frustración.

Identificación de emociones y sentimientos

Buena parte de la inteligencia emocional se basa en saber detectar las emociones y sentimientos que uno tiene, así como la de los demás. En este sentido, aprender a diagnosticar el sentimiento de frustración cuando aparece, así como las emociones que se derivan, es fundamental.

Esto es importante para los padres del adolescente, para que lo sepan detectar y puedan sentir empatía hacia su hijo, como para los propios adolescentes, a fin de conseguir adoptar ese sentimiento y encontrar los mecanismos para saber gestionarlo.

Técnicas de relajación

Es necesario paliar las emociones negativas que aparecen por la frustración. Es lo primero en lo que hay que pensar, puesto que es la primera reacción y que a veces puede llegar a ser violenta. Para evitarlo, lo más recomendable es relajarse, como es obvio.

Hay numerosas técnicas de relajación que pueden evitar ese primer impulso tan negativo, comenzando por la propia respiración, la meditación o ejercicios de relajación muscular, tienes muchas técnicas a tu disposición.

Refuerzo positivo y comunicación

Muchas veces, la carencia de un refuerzo positivo hace que el adolescente se sienta que decepciona al no conseguir un objetivo. Por desgracia, lo más probable es que no están decepcionando a sus padres, por lo que ese sentimiento es solo hacia sí mismo.

Es deber de los padres que lo sepan sus hijos, hay que establecer una adecuada pauta de premios y castigos, explicando el por qué de cada uno de ellos. Si bien es cierto que un castigo puede sonar duro o que le va a poder frustrar, hay que aprender a comunicarlo adecuadamente.

Cuando no se alcance el ese objetivo, es necesario hacerle ver que no se acaba el mundo, que hay que adaptarse y que siempre va a haber una sensación de incertidumbre en la que se tendrá que manejar.

Con estas recomendaciones, es mucho más fácil gestionar para un adolescente la frustración, ¡ya veréis!

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